Dar una mirada a la presencia educativa en Antioquia, es dar una mirada a las personas, a los esfuerzos que sumados hablan de una presencia Antoniana en Colombia. Ha sido un camino que expresa como el amor se traduce en acciones que pasan por el crisol del cotidiano vivir con intensidad, coherencia y constancia. El proyecto de vida comunitario, sueño y legado de la Madre Antonia Cerini, se hace realidad cuando se siembra la semilla y se cosecha siendo “una familia para familias”.
Visualizar el camino recorrido es contemplar cómo el proyecto de vida comunitario se hace realidad año tras año. A finales de 1956 las hermanas de San Antonio de Padua llegan a Colombia desde Argentina y se dirigen hacia el interior del país, Sutatenza, Boyacá, donde se inicia el servicio en la misión educativa a través de la Acción Cultural Popular. La semilla de la misión educativa migra hacia Medellín, Antioquia en 1960 con las Hermanas María Elena Clavarino y la Madre María de Lujan Mazzochi, para ubicarse en los alrededores del parque el Poblado, donde la sociedad antioqueña acoge el centro de estudios que inicia con los grados preescolar, grado quinto y sexto, que luego se llamaría el Colegio Madre Antonia Cerini.
La misión educativa emprendida es asesorada y revisada el 8 de septiembre de 1962, esta visita concluye con la aprobación de acuerdo a las exigencias propias de este tiempo emanadas por el Ministerio Educación Nacional, la cual aprueba la creación de los grados 2º, 3º 4º y 7º. Esta meta alcanzada motiva la adquisición de una sede propia, en la finca en donde se encuentra actualmente ubicado el colegio. Fruto de las visita, la asesoría y el esfuerzo de mejoramiento de este tiempo hace que en 1963 el colegio se traslade a su sede propia y reciba la licencia de funcionamiento para el Preescolar y la Básica Primaria. Hacia 1965 asume la Rectoría la Hna. María Inés Chiarani. Luego de cinco años, el colegio se organizó y desarrolló abriendo dos secciones, primaria y bachillerato, su población también creció. El Colegio adquiere identidad y empieza a ser reconocido. En 1967 el Colegio agradece a Dios el grato momento de proclamar la primera promoción de bachilleres.
Llega el tiempo providente en que la misión en Colombia cobra fuerza, es el tiempo en que las hermanas que se han unido a la comunidad asumen las obras. La primera hermana colombiana que asume la rectoría en 1969 es la Hermana Blanca Josefina Pinilla, durante su administración se recibe la aprobación que oficializa los estudios de los grados de 6º a 11º. En este tiempo, con profunda tristeza, se despide a la Madre María de Lujan Mazzochi quien regresa a su patria, Argentina. Luego asume la rectoría la Hermana Teresa Flórez durante ocho años, de 1972 a 1979.
A la rectoría llega la Hermana Ana María Londoño en el año 1980 impulsando notoriamente el trabajo y la organización. Se realizan mejoras en la planta física y zonas verdes. Durante estos veinte años, se afianzan los lazos familiares y se trabaja con mucho empeño para que el Colegio sea “una familia para familias”. El Colegio en su proceso de desarrollo asume las directrices de unificación de jornadas. En 1997 se suprimen las tradicionales dos jornadas: mañana y tarde en todos los niveles. Fueron 25 años dejando huellas en la comunidad educativa. En el año 2006 asume la rectoría la Hermana Oliva Castañeda Rueda. La Congregación decide nombrar como Rectora en encargo a la Licenciada Nora Alicia Cardona, en el año 2007. En el mes de Julio del 2008, como otro logro, el Colegio recibió el certificado de calidad ISO 9001-2008 por parte del ICONTEC.
La sabiduría que proviene del Espíritu de Dios hace que los desafíos se conviertan en opciones de la misión educativa, y por ello se asumen los cambios que llegan con el desarrollo de la humanidad. En el año 2008 es nombrada como Rectora la Hna. Isabel Corredor Leguizamón. El Colegio, con una historia de 47 años de educación solo para niñas, inicia un proceso desde el enfoque de géneros, la coeducación. Un proceso educativo que a partir de la diferencia busca la construcción de un proyecto común basado en la equidad, el respeto y los límites. Se empiezan entonces a generar nuevas formas de relaciones, nuevas vivencias y sin duda una nueva historia. También, se inicia un proceso de inclusión escolar, para niños con Necesidades Educativas Especiales – NEE. Así se acerca la educación formal a niños con excepcionalidad en la Básica Primaria, en donde se tiene un promedio de diez estudiantes por grupo.
La historia del Colegio no termina aquí, seguirá escribiéndose en la medida en que Nuestro Señor ilumine en cada tiempo a la Comunidad Educativa. Pedimos a la Madre Antonia que interceda ante Dios Padre misericordioso para que bendiga siempre nuestro Colegio.
Amor es… vivir la historia dejándonos iluminar por el Espíritu de Dios para actuar en bien del prójimo.
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